jueves, 30 de abril de 2009

Como van las cosas a día de hoy

Hablo de economía, porque es lo que toca.

Evidentemente no hay precedentes de situaciones similares a la que estamos viviendo. Dentro del mare magnum de caída de la macroeconomía y de la microeconomía real (paro), tras el batacazo en plancha que nos hemos llevado, en mi opinión en base a menospreciar el recurso energético como fundamento esencial del funcionamiento de la dinámica diaria del ser humano occidental, lo que nos ha llevado a padecer los efectos del peakoil.

Así las cosas, el precio del petroleo entró en exponencial hasta el punto de ruptura, hasta la célebre estacha partida en los 148$. De ahí en adelante, nada parece tener sentido.

Los grandes lobbies de poder vs Estados, al comprobar que se les iba todo al garete, organizaron la celebre reunión que no tuvo resultados aparentes, pero que si los tuvo en realidad, al trasmitirse el mensaje de: “Everithing is under control”. Lo cierto es que han conseguido que la opinión pública, aborregada desde tiempo A, empiece a asumir que las cosas no van tan mal, aunque el tejado de su casa se desmorone, con esa herramienta maravillosa que es la Propaganda. Nos hemos inventado a un tal Obama, el salvador podríamos llamarle, que viene a poner orden y concordia y, que se abraza hasta con los árboles si es necesario para trasmitir ese mensaje de que todo va bien, acompañado por los otros líderes políticos mundiales, proyectando entre todos la estabilidad del sistema, aún y a pesar de que mes tras mes cambian el pronóstico de salida del hoyo, primero 2009, después 2010, pronto será en el 2011, y así hasta el fin de nuestras vidas. El paralelismo con el libro o película “1984” de Orwell es directo. Nos cambian la realidad que vivimos, nos cambian el pronóstico cada día, y no nos damos cuenta de que no es lo que nos dijeron ayer, y menos lo de anteayer, porque saben de nuestra falta de memoria, nuestro nulo interés por las hemerotecas o, muy probablemente, saben que 2 mensajes orientados cambian la opinión pública en un abrir y cerrar de ojos, sin que nosotros nos demos cuenta de que nos han engañado vilmente.

La realidad, si se quiere ver, es que ahora suben las bolsas porque más que probablemente los correspondientes lobbies compren acciones para engañar al incauto que al ver que sube se enfrasca en la vorágine de invertir, tras hacer muchos billetes se hace obra pública hipotecando el futuro de los países y que se respira un cierto optimismo por parte del populacho aborregado, que se repite a si mismo “Ésto ya va mejor”, cuando no es verdad.

La correlación bolsa-precio del crudo es directa desde ya hace unos meses, es decir, el crudo ya no es limitante para el desarrollo económico tan deseado por muchos, mientras la demanda real cae espectacularmente. En definitiva, los que maneja el mercado controlan ahora el petróleo tras es descenso de la demanda y exceso de petróleo en el mercado. Es mas que posible que la demanda actual de crudo, ostensiblemente menor, conlleve a que las inversiones en el mantenimiento y creación de nuevas explotaciones petrolíferas dejen de hacerse y, por tanto, en un futuro próximo vuelva la hiperinflacción tras el incremento del precio del crudo. Por la dinámica que ha tomado ésto, da la sensación de que aún faltan unos años para que ocurra esta hiperinflacción.

Por ello, parece que la deflación es el futuro inmediato que nos espera, con la consiguiente destrucción de empleo por desaparición de empresas que estaban cogidas con palillos o que se crearon en la época de montar tres herboristerías pareadas en un misma calle, vendiendo a espuertas las 3. Ésto se acabó, los negociós de boom económico, fundamentalmente inmobiliario, ya se acabó.

Observo en mi región de adopción, Galicia, bajo Miño, que los bares siguen funcionando al ritmo habitual, que negocios como los vinculados con el campo (venta de piensos, paja, tractores,...) siguen a buen ritmo, las ferreterías igual (el leroy merlin ha aumentado las ventas de bricolaje y en cambio se han desplomado sus ventas de materiales de construcción, como si ahora la gente se hiciera las chapuzas ella misma), los talleres de coches y que los supermercados siguen llenos.

Por el contrario, las sucursales bancarias, la herboristerías, los ciber, las consultoras del tipo que fueren y las tiendas de muebles, caen como moscas, por poner un ejemplo.

Llega el momento de jugar el partido pisando con pies de plomo sobre terreno sólido, sin dejar que el mensaje de que ya se acabó la crisis cale en nosotros y nos la vuelva a meter doblada.

Hay que vivir de otra forma, menos dilapidadora y lo mas autosuficiente, trabajando en algo práctico que no contribuya al burbujazo de turno, si no que sea sostenible verdaderamente, para luego no darnos de bruces cuando caiga lo que aún tiene que caer, por mucho que nos digan lo contrario.


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